¿Y, ante este panorama, qué alternativa nos queda a quienes intentamos tener un cierto control sobre nuestros aparatos y queremos hacer las cosas por nosotros mismos, en modo LMDIMP (Let Me Do It Myself, Please); a quienes no queremos que algoritmos diseñados por dios sabe quién vengan a sustituir la actividad de las pocas neuronas activas que aún nos quedan?
¿Cómo evitaremos convertirnos en apéndices “dumbpersons” de los “smartphones”?